No esperes nada de nadie. Ni yo de ti, ni tú de mi. Sorpréndeme cada día, sonríeme de esa manera que solo tú y yo sabemos, recuérdame esa tarde cuando miré tus labios y tú me sonreíste.
Sin palabras, me dijiste que no podías quererme.
Sin palabras, te dije que seguiría a tu lado.
Prometiste que nada cambiaría y prometí olvidarte, pero sin promesas, porque ya no creemos en ellas: no cumplimos ninguna.
Así que, amor...
No te vayas.
No prometas.
No me olvides.
Sigue sonriendo y sorpréndeme de nuevo.
Cada vez que la luna sonría, tú ocuparás mi mente... |
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