¿Puedes? ¿Lo sientes? Ese latido, el pulso, la sangre que corre por mis venas... ¿Sientes cómo sube y baja mi pecho? Mi respiración, el aire llenando mis pulmones y saliendo. ¿Notas cómo se aceleran cuando te acercas?
Esto es de locos... ¿Cuántas miradas me has aguantado? ¿Dos, tal vez tres? Y eso desde haca más de ocho meses.... ¿Cuántas miradas me has robado? Todas. Absolutamente todas y cada una de ellas. Tal vez no las dirigiera directamente a ti, pero siempre te buscaban, aún sabiendo que no te iban a encontrar...
¿Que por qué demonios hago esto, por qué me comporto así? Pues, sencillamente, ¡no lo sé! ¡No sé si quiero saberlo! No lo entiendo... No vamos a llegar a nada y, sin embargo, me centro en buscarte en cada rincón, en cada huequito de mi alma, de mi memoria, de mi corazón, de mi cabeza, de mí. ¡Y te encuentro por doquier!
Te advertí que no quería que nadie invadiera todo cuanto soy... ¿Por qué no me hiciste caso? ¿Por qué me ignoras cuando te echo? ¿Por qué no me esfuerzo en seguir echándote?
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