domingo, 26 de mayo de 2013

Heartbeat.

- Tarzán...
- ¿Eh?
- ¿Qué haces?
- ¿Por qué soy tan diferente?
- Porque estás lleno de barro, por eso.
- ¡No! Kerchak dijo que no pertenezco a...
- Cierra la boca.
- Dijo que no pertenezco a la familia.
- No importa lo que dijera Kerchak.
- Pero... Pero...
- No te muevas.
- ¡Mírame!
- Ya lo hago, Tarzán. ¿Y sabes lo que veo? Veo dos ojos, como los míos. Y una nariz, que debe de estar... ¡Ah! Aquí. Dos orejas... Vamos a ver, ¿qué más?
- ¿Dos manos?
- Eso es.

- Cierra los ojos. Ahora, olvida lo que ves. ¿Qué es lo que sientes?
- Mi corazón.
- Ven aquí...
- ¡Tu corazón!
- ¿Lo ves? Somos idénticos... Kerchak no logra entenderlo.
- ¡Yo haré que lo entienda! ¡Seré el mejor simio de todos!

viernes, 24 de mayo de 2013

Malas costumbres.

Tenemos la mala costumbre de perder el tiempo buscando metas inalcanzables. Tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que en verdad importa y de no darnos cuenta de cuantas cosas sobran.

Tenemos la mala costumbre de habituarnos a algo, aún siendo conscientes de que no va a estar ahí siempre. De echar en falta ciertas cosas cuando desaparecen de una rutina que nosotros mismos nos hemos impuesto por propia voluntad.

Tenemos esas malas costumbres sobre todo cuando el "algo" no es nuestro, cuando no nos pertenece a nosotros sino a otros. O cuando simplemente es libre. Libre de no ser de ellos, libre de no ser nuestro, libre de ser de sí mismo.

La mala costumbre es sentir que perdemos ese algo que ni siquiera era nuestro. Es no darse cuenta de que quien está regalando una propiedad, somos nosotros mismos. Es olvidarse de que ni han pedido ni quieren tener nada, y dar todo.

Y de repente te das cuenta. Te paras en seco, reflexionas. Te sientes estúpido, inútil. Te sientes absurdo, y como un completo imbécil continúas con tu rutina. No puedes hacerlo de otra manera. Lo necesitas para que el día marche medianamente bien. Te has acostumbrado a ello. Has creado la mala costumbre de creer tuyo algo que nunca lo fue ni jamás será.