miércoles, 13 de agosto de 2014

Lately I've been wakin' up alone.

El verano sigue. El verano amenaza con terminarse. Y no hace calor.

El sol no cae a plomo sobre la calle como otros años y hay algo dentro de mí que se remueve inquieto.

Algo con anatomía humana. Algo de cuerpo menudo y raquítico, con la cabeza ovalada y apenas cubierta por unas finas y largas hebras de cabello lacio. La piel mortecina y blanca deja ver venas negruzcas por todo su cuerpo, sobre todo en las manos. Esas manos esqueléticas de dedos alargados y puntiagudos coronados por unas uñas sucias y afiladas. Unas uñas con las que se clava a las paredes de mi cuerpo y se mueve por todo mi interior a su antojo.

Es algo que apenas tiene el tamaño de mi puño pero que vapulea mis órganos cuando le viene en gana. Le encanta anudarme el estómago. Adora arañarme el corazón hasta que sangra y a veces clava las uñas en mi tráquea hasta que me duele respirar. Suele golpearme insistentemente la cabeza hasta que me mareo y pierdo el equilibrio.

No le gusta que me estremezca si no es por el frío o por el llanto. No permite que me ría sin llenarme la cabeza de neblina y recuerdos amargos.

Hay algo dentro de mí que me odia y que quiere acabar conmigo. Algo que se alimenta de mi dolor y de mi melancolía. Algo que cobra fuerza cuando lo que hay a mi alrededor me ahoga. Que se regodea en mis noches de insomnio.

El verano sigue y yo aún tengo frío. Hace mucho que no siento calor y no dejo de tiritar.