miércoles, 19 de noviembre de 2014

Mentir u ocultar: esa es la cuestión.

Existen tres tipos de personas. En un lado, están las que cuando mienten y les pillan, dicen la verdad. Por otro lado, las que mienten, les pillan y ocultan la verdad un tiempo hasta que o bien esta cae por su propio peso o acaban confesando. Por último, están las que mienten, les pillan y siguen mintiendo hasta que les vuelven a pillar. Porque todos sabemos que no es lo mismo ocultar una verdad que negarla y seguir mintiendo.

Todos mentimos. Todos. Todos, toditos, todos. En mayor o menor medida, pero todos.

Yo lo confieso: soy de las segundas. Mentir está feo y, cuando te pillan (porque siempre te pillan, que las mentiras tienen las patitas muy cortas y las verdades caen a plomo siempre, siempre, siempre), duele y avergüenza reconocerlo. Aún así, está mejor agachar las orejas a tiempo, tragarte el orgullo aunque cueste y llevarte un mal rato que mirar por encima del hombro al cazador que tiene acorralada a su presa y ser un idiota de por vida.

Aquí radica la diferencia entre Fényx  y Patri: la primera os habla -o escribe- y abre y despelleja su corazón y su mente para vosotros. La segunda, calla pero no siempre otorga. No os equivoquéis, ambas somos la misma persona y ambas mentimos y ocultamos, pero no de la misma manera.

Fényx oculta siempre la clave para descifrar el entramado de palabras que arroja sobre cada entrada. Oculta porque quien ha de tener esa llave, la tiene y lee entre líneas.

Patri calla. Calla y no siempre otorga, y a la vez habla, grita, patalea y no deja que nadie vea ni entienda, salvo quien sabe hacerlo.

No es que yo sea especial, no me malinterpretéis. Buscad la llave, intentad averiguar si os escribe Fényx o Patri y entended lo que os digo. Puedo ofreceros una pista, pero esto no tendría gracia si no la ocultase.

martes, 18 de noviembre de 2014

Creando: 19% completado.

La mejor manera de aprender quiénes somos es la soledad. 

Soledad, esa palabra que cae a plomo y con un golpe seco y sonoro sobre nuestro pecho. Esa enemiga y a la vez maestra de un corazón débil y de una mente frágil. Ella, que angustia y hiere hasta que las lágrimas nos desbordan y respirar duele, es la única capaz de enseñarnos que este camino no tiene como fin encontrarnos a nosotros mismos, sino crearnos.
Crearnos a nosotros, con nuestros miedos, nuestras dudas, nuestras inseguridades y nuestras penas. Con nuestro coraje, nuestras apuestas a todo o nada, nuestras ganas de luchar y de tirarlo todo por la borda. Nuestro afán por crecer, por evolucionar y por aprender, pero nunca por cambiar. Crearnos a nosotros, llenos de huecos, de recuerdos, de sueños, hechos de errores, de lecciones, de fracasos, de triunfos, de ilusiones y de metas. Crearnos a nosotros, con nuestra fealdad y nuestra belleza.

Crearnos y aprender que aquellas piezas que nos faltan en el rompecabezas que somos, no son sino los pequeños detalles, tanto buenos como malos, de cada experiencia vivida. Y la experiencia más chocante y que más nos puede completar es, lo creamos o no, la soledad.


sábado, 1 de noviembre de 2014

"¿Qué te pasa?"
Maldita pregunta. No lo sé. No lo entiendo. Yo estaba bien, ¿no? Lo estaba. Los estoy. Tengo que estarlo.

Apaga esa luz, me molesta.
¿Estás ahí? ¿Hay alguien? Escúchame. Necesito que me escuches. O mejor háblame. Haz que se callen y llena mi mente con tus palabras. 
Antes estabas. Ya no puedo oír tu respiración.
¿Quién eres? ¿Por qué te has ido?

Me molesta todo. Sólo quiero meterme en la cama y dormir. Dormir durante días, durante semanas. Pero no quiero estar aquí. Quiero salir y que el frío me abofetee la cara hasta que me despierte.

¿Qué coño me pasa? ¿Por qué estas ganas de nada?

"¿Qué quieres?" No lo sé. Quiero decir, lo sé pero en cuanto algo se cruza por mi camino, lo olvido. 

¿Qué cojones estoy diciendo? ¿Lo entiendes?

martes, 2 de septiembre de 2014

Incoherencias varias.

¿No te resulta frustrante cuando quieres, cuando necesitas hablar de algo sin parar y no encuentras las palabras? ¿Alguna vez has necesitado soltar lastre hasta quedarte completamente vacío?

No puedo. Yo no puedo porque me siento hueca. Porque cada maldita palabra crea eco en mi cabeza. Incluso la música hoy reverbera en mi interior. Cualquier sonido martillea mis huesos, de la cabeza a los pies. Me duele todo, tengo náuseas y no soy capaz de comer nada. No es resaca, pero me deja tan mal cuerpo o peor como si de ello se tratase.

El verano ya está redactando su discurso de despedida y sigo helada. Siento que no puedo avanzar y que, si lo hago, tengo que enfrentarme a un abismo de miedo y dudas.

Hoy he recibido una noticia terrible y otra que amenaza con tener una continuación igual de fatídica. Hoy me pregunto el por qué de todo. ¿Por qué el planeta no gira al revés? ¿Por qué nacemos lejos de la gente que creemos que necesitamos? ¿Por qué creemos que los necesitamos? ¿Por qué se acaba todo cuando creemos que iba bien? ¿Por qué el mundo, que tiene todo el tiempo para sí mismo, se empeña en caminar dando largas zancadas de gigante? 

Es como si todos tuvieran prisa por llegar a alguna parte y creo que me estoy quedando atrás. Creo que hace tiempo que me dedico a contemplar cómo los demás progresan, cómo siguen adelante y que, a veces, he querido cogerles la mano y seguir con ellos. Pero es como si nadie pudiera llevarme consigo, o como si no quisieran que tome su mano. Creo que llevo tiempo estancada en el mismo sitio, y soy incapaz de moverme.

No sé cómo terminar esta entrada. Tal vez debería continuar escribiendo hasta que salga algo de mi cabeza. Algo que no sea neblina, algo consistente y coherente. ¿Una decisión? Ni siquiera sé cuáles son las opciones. Sólo sé en quiénes pienso mientras plasmo estas palabras en una estúpida entrada de un blog que nadie lee. O igual si hay alguien perdiendo el tiempo con esta majadería. No tiene sentido, no trates de encontrarlo.

Mi cabeza va y viene. Se detiene en miradas, en gestos, en "Ojalá alguien me mirase a mí como os miráis vosotros". Retrocede y busca eso en mi vida. No lo encuentro. Sé que he mirado con esos ojos pero que mis pupilas no obtuvieron respuesta. Es estúpido añorar algo que nunca hemos tenido, ¿no? Soy estúpida. Soy estúpida y quiero hacer una locura. Por mí. Por alguien. ¿Pero para qué? Para nada. No es una locura factible. No puedo. No debo. No debería.

You know I'll fight my corner. Maybe tonight I'll call you, after my blood turns into alcohol. Oh, I just wanna hold you. Give a little time to me or burn this out. We'll play hide 'nd seek to turn this 'round. All I want is the taste that your lips allow.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Lately I've been wakin' up alone.

El verano sigue. El verano amenaza con terminarse. Y no hace calor.

El sol no cae a plomo sobre la calle como otros años y hay algo dentro de mí que se remueve inquieto.

Algo con anatomía humana. Algo de cuerpo menudo y raquítico, con la cabeza ovalada y apenas cubierta por unas finas y largas hebras de cabello lacio. La piel mortecina y blanca deja ver venas negruzcas por todo su cuerpo, sobre todo en las manos. Esas manos esqueléticas de dedos alargados y puntiagudos coronados por unas uñas sucias y afiladas. Unas uñas con las que se clava a las paredes de mi cuerpo y se mueve por todo mi interior a su antojo.

Es algo que apenas tiene el tamaño de mi puño pero que vapulea mis órganos cuando le viene en gana. Le encanta anudarme el estómago. Adora arañarme el corazón hasta que sangra y a veces clava las uñas en mi tráquea hasta que me duele respirar. Suele golpearme insistentemente la cabeza hasta que me mareo y pierdo el equilibrio.

No le gusta que me estremezca si no es por el frío o por el llanto. No permite que me ría sin llenarme la cabeza de neblina y recuerdos amargos.

Hay algo dentro de mí que me odia y que quiere acabar conmigo. Algo que se alimenta de mi dolor y de mi melancolía. Algo que cobra fuerza cuando lo que hay a mi alrededor me ahoga. Que se regodea en mis noches de insomnio.

El verano sigue y yo aún tengo frío. Hace mucho que no siento calor y no dejo de tiritar. 

jueves, 10 de julio de 2014

Recuerdos

- ¿Qué pasa, amore?
- Nada.
Mi sonrisa no parecía tranquilizarle. Él me miraba con el semblante serio, pero con una leve sonrisa en los labios.
La tarde, en verdad, era espléndida: el Sol desparramaba su luz sobre Valladolid y las nubes no se atrevían a cubrir el cielo. Ni frío, ni calor... y, entre sus brazos, todo se veía aún mejor.
Miré al cielo una vez más, intentando ahogar la angustia que se apoderaba de mí por momentos, y evité su mirada. Jack me sostuvo la barbilla con los dedos y me hizo mirarle de frente. Forcé una sonrisa, intentando tranquilizarle, pero era inútil; ambos sabíamos que, en cosa de dos horas, nuestro pequeño mundo se empezaría a desvanecer a medida que el tren se alejara de la estación.



Jamás podría haber imaginado que aquel estado de tambaleante y frágil felicidad sería tan vaporoso. O quizás era consciente y simplemente me negaba a aceptar la realidad. Sea como fuere, a día de hoy aquello es mi mayor acierto y uno de mis peores errores. Y no me arrepiento de nada.


A mi yo de 25 años

Si donde vives no hay mar, estás haciendo algo mal.

martes, 8 de julio de 2014

martes, 24 de junio de 2014

Diferente

Mírame.

Sonríe. 

Gesticula. 

Habla.

Ríe.

Date la vuelta.

Mírame de reojo.

Muérdete las uñas.

Los labios. 


Hazlo.

No importa cómo.

Ni cuánto.

Ni dónde.

Sólo hazlo.

Pero hazlo con cuidado.

Hazlo sin querer.

Sin avisar.

Hazlo diferente.






Qué sentimental, qué ñoño. ¿Por qué? No lo sé. Es lo que quiero. Es lo que hecho de menos. Que alguien haga algo por ti y lo haga de una manera diferente a como lo hizo por los demás.

sábado, 14 de junio de 2014

¿Qué se siente cuando te agarran, te sostienen, te amarran, te sujetan, te acarician, te abrazan, te envuelven, te oprimen contra el filo de su piel solo con los ojos?

Hace tanto, tanto tiempo que nadie me mira como si quisiera comernos a mí y al mundo que ya no recuerdo cómo es esa sensación. Esa sensación de que una mirada te mordisquee, te saboree, te tiente y te haga pecar con bocados pequeñitos, para saborearlo todo más, mejor y durante más tiempo. 

Esa sensación de una sonrisa que ruega a tu boca que copie el gesto, que pide en silencio que te quedes, que le abraces, que le mires a los ojos y le dejes nadar en tus pupilas. De no estar nunca lo suficientemente cerca. De no tener nunca lo suficiente, de no ser capaz de saciarte aunque sientas que vas a explotar.
Estoy flotando. 
Unas pestañas que titubean y esconden una mirada cómplice. Unas manos frías y suaves que se deslizan por tu espalda con una fluidez y firmeza sobrenaturales. El susurro de una carcajada a quemarropa en la nuca. Quédate.

Compartir secretos. ¿Hace cuánto no desvelas un secreto sin miedo? Estoy aquí, todo irá bien. 

¿Dónde estás? Hace frío y el verano acecha. El calor infernal se cuela por cualquier rendija y mi piel sigue en guardia. Las yemas de mis dedos llevan dos años sin entrar en calor. Aquí ya no queda nadie.

Cuanto veo a mi alrededor hace que mi piel se torne verde. Sonríen. Sonríe, y podría ser la culpable de esa sonrisa. ¿Qué hice mal? ¿No hice nada bien? Las opiniones de los demás sobran cuando estás segura de que lo que haces está bien. ¿Pero y ahora qué? El miedo me consume. Siento frío y el verano acecha

El tiempo hiere e infecta cuando ni siquiera tú misma eres buena compañía. No te acerques, te hundirás conmigo. Ayúdame. Grita, araña, suplica que te deje salir de ese hueco rebosante de nada. 

El hielo te cercena la lengua. Tu corazón duele cuando late. Para, no quiero sentir. Las agujas heladas atraviesan tu cuerpo. Moverte es un tormento, pero quedarte quieta es una muerte segura. 
¿Cuánto tiempo llevo aquí? Abrázame...
La nada fría, áspera y densa desafía las leyes de la termodinámica y asciende sobre tu cabeza. Te encierra. ¿Hay alguien allá arriba? Todo parece tan lejano y etéreo... El frío me hace daño, rasga mi piel y me deshace en regueros de color escarlata. Tengo el cuerpo tan entumecido que no siento la férrea calidez de la sangre.
Sácame de aquí.

domingo, 11 de mayo de 2014

Madurar, aprender, cambiar, evolucionar.


Desde siempre me han dicho que no se debe mirar atrás, que no podemos detenernos y que tenemos que seguir hacia delante, con la vista fija en el futuro. Y se equivocaban. Joder que si se equivocaban.


No me he dado cuenta de su error -y del mío por hacerles caso a ciegas-, hasta que empecé a parecerme a una mariposa encerrada en un tarro de cristal. Chocaba una y otra vez con sus paredes sin darme cuenta de que lo que tenía que hacer era volar hacia arriba, no hacia delante.

Es necesario descansar, coger fuerzas y, sobre todo, meditar. Meditar sobre lo que has hecho, cuándo, por qué y cómo. No lo estaba haciendo mal, pero tampoco bien.

Esto tiene que cambiar. Esto va a cambiar y empiezo desde ya. En este momento, estoy empezando a alzar el vuelo después de una pequeña pausa.  Ahora sé cómo salir del tarro de cristal y sé qué tengo que hacer cuando llegue al exterior.

No tengo que planificarlo ni calcularlo todo. No voy a forzar ni a buscar nada. Ya basta de hacer arder Troya por los demás y no hacer nada por mí. Ya basta de anteponer el bien del resto al mío propio. Es hora de establecer un equilibrio. Pero primero yo, y luego el resto. Nadie me va a dar nada hecho. Si quiero algo, tendré que ser yo la que vaya a por ello con paso firme. Ya basta de perder el tiempo. Ya basta de no tratar como se merece a las personas que, pese a todo, están ahí.

Se acabó permitir que mi vida gire en torno a los actos de los demás. Es hora de tomar las riendas, de desplegar las alas, y poner rumbo hacia donde yo quiera llegar. Y de disfrutar del camino con los que se lo merecen, no con los que solo están de pasada.

jueves, 1 de mayo de 2014

Aire.

Soñé por un momento que era aire.

Aire que hacía volar los mechones de su pelo, como si de un embrujo se tratase. Aire que se arremolinaba en su nariz, que viajaba por el valle de su boca y se aventuraba hacia los confines de su cuello.  Aire osado que desafiaba la fuerza de su espalda, que la recorría de Norte a Sur y le hacía estremecerse. Aire pusilánime que se refugia entre sus brazos y descansa sobre su pecho. Aire dichoso por contornear cada milímetro de su piel. Aire pesaroso por no poder fundirse en su fuego, como si fuese de cera. 

Y entonces desperté.


miércoles, 23 de abril de 2014

"¿Sobre mí?"

Sí. Porque tengo una deuda con tu risa y con tu voz. Porque "Quédate" es lo primero y lo último que pienso cada vez que hablo contigo. Porque me haces sentirme fuerte. Porque cuando estás cerca no me asusta lo que mi cabeza puede hacer conmigo.
─ Sí, sobre ti.

lunes, 21 de abril de 2014

Una de citas

"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener."
Gabriel García Márquez

"El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida."
Federico García Lorca 

 "De él nace la tristeza, el gozo, la alegría y la desesperación."
Lope de Vega 

"[...] quien lo probó, lo sabe."
Gustavo Adolfo Bécquer
 "Los hombres aman sus vicios y, al mismo tiempo, los odian."
Lucio Anneo Séneca 



domingo, 13 de abril de 2014

Ataque de pánico.

Cuando poco a poco te va quedando más y más claro que no eres ni serás lo que quiere ni lo que necesita, tu corazón se petrifica y se hiela, se encoge y se detiene, duele y se agrieta. Cuando ni en esas puedes aceptar que tal vez sea hora de iniciar la retirada, cuando ni siquiera la palabra "Rendición" pasea por tu cabeza, cuando ves que ni te necesita ni te necesitará tanto como tú vas a necesitarlo, entonces es cuando viene el verdadero terror. 
Es entonces cuando el pánico atenaza tu cuerpo, cuando dejas de ser capaz de moverte y te conviertes en un manojo de temblores, sollozos y rabia contenida. Te da miedo incluso alargar la mano para cerrar la puerta. Solo puedes quedarte recluida en un rincón de tu mente, agazapada, abrazando tus rodillas, haciendo lo imposible para que nadie oiga tu respiración, irregular, nerviosa, agitada. 
Pero la puerta sigue abierta y tus demonios, lejos de escapar de la sala, no hacen más que invitar a otros.

viernes, 4 de abril de 2014

Hay trenes que solo pasan una vez en la vida...

... y este está pasando de largo. Sólo ha aminorado su velocidad porque es lo que debe hacer al entrar en una estación. Pero, sin embargo, no parece que vaya a detenerse. No lo hará.

Y no sé si pensar que he perdido este tren o que ese tren se ha pasado la estación. Sin querer, o a posta. 

domingo, 30 de marzo de 2014

"A veces llega un momento en que te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente pero con ganas de morir. Paseando por las calles, todo tiene igual color. Siento que algo echo en falta, no sé si será el amor. Me despierto por las noches entre una gran confusión. Es tal la melancolía que está acabando conmigo. Las estrellas en la noche han perdido su esplendor".

viernes, 14 de marzo de 2014

Añoranza.

Le extraño. Mucho y a todas horas. Porque ya no puedo mirar hacia arriba, acercar mi cara a la suya y esperar que se incline para besarme. Porque ya no puedo decirle dónde voy a estar y esperar que vaya a verme. Porque ya no puedo recordarle cuán gratificante es el sonido de su risa para mí. Porque no puedo coger su mano y disfrutar de su frío y suave tacto. Porque ya no puedo recibir su olor y refugiarme en él.
Le extraño porque no puede decir que sí. Porque no quiero que diga no. Le extraño porque aunque sigue ahí, cada vez se aleja más.
  Le extraño porque no debo pedirle que se quede conmigo.

sábado, 8 de marzo de 2014

Querer con rabia.

Demasiado pronto. Demasiado tarde. Poco importa del momento en el que llegué, salvo el hecho de que no era el apropiado.
¿Sabéis lo que es la rabia? ¿Sabéis lo que es la impotencia? ¿Sabéis lo que es querer y no poder? Lo que es sentir y no deber. ¿Sabéis lo que es querer con la rabia y la impotencia de no poder querer? A veces desearía no tener ese maldito don para llegar cuando no debo. 
A veces desearía no sentir con rabia. A veces no quiero ni verle y el resto del tiempo quiero fundirme en su fuego, como si fuese de cera. A veces quiero hacerle sonreír hasta que le duelan las mejillas, y el resto del tiempo me doy cuenta de que no puedo.
A veces necesito que me necesite. A veces necesito no necesitarle. A veces creo que le quiero con rabia y otras me da rabia quererle. Porque no quiero. Porque no debo. Porque no quiere. Porque no puede.