jueves, 29 de diciembre de 2011

Atrapaste el horizonte en tus pupilas

y a mí con él...

Light my darkness

¿Qué coño está pasando? ¿Qué estoy haciendo? ¿Cuántas veces me he prometido a mí misma ralentizar todo esto y cuántas veces he traicionado mi fuerza de voluntad?
Mírate. Mírame. Responde. ¿Qué ocurre entre tú y yo? ¿Cuántas veces más tengo que decirte que me leas entre líneas? ¿Cuántas veces vas a seguir haciéndome sentir única, especial y confusa, aturdida? 
Y a pesar de todo, a pesar de cada altibajo, a pesar de cada "Te necesito" dicho a medias, a pesar de cada muestra de cariño que reprimo, a pesar de cada cumplido, a pesar de cada ilusión que me das y luego me quitas... A pesar de todo eso, das luz a mi oscuridad.
Eres una vela que se enciende con un fogonazo y poco a poco se apaga, dejándome de nuevo casi a oscuras. Y de repente, otro golpe de luz y calor, y toda la estancia se llena de tu olor, de tu sonrisa, de tu luz. 
¿Qué más he de decir o hacer? ¿Hasta cuando estaré esperando por ti? Ah, sí... Claro, cómo no.
Hasta que se apague la luz.












Dedicado a The Bloody Dreams ;)

jueves, 15 de diciembre de 2011

Quiero ser tu piel en el invierno para que el frío en ti no pueda entrar. Quiero ser la luz en tu camino, Sol en la noche, agua dulce en el mar. Ser la puerta que nunca deje pasar al largo silencio y a la soledad. Ser distintos cuerpos con un mismo fin. Ser, cariño mío, ser yo en ti. Y si he de romper cadenas que me aten a la costumbre, yo las partiré. Y si he de mover montañas que en mi mente no me dejen verte, mi amor, las moveré. Pongo por testigo a Dios que no te fallaré. Yo seré consejo, nena, pero no tu juez. El tiempo me enseñó que el alimento del amor es la confianza, el respeto y un colchón.

 Maite Zaitut. Mägo de Oz

Queda prohibido

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber qué hacer,
tener miedo a tus recuerdos.


Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.


Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus dudas y mal humor.


Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles sólo cuando los necesitas.


Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

 
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.


Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte,
olvidar sus ojos, su risa, todo,
porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.


Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.


Queda prohibido no crear tu historia,
dejar de dar las gracias a Dios por tu vida,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da,
también te lo quita.


Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.



Pablo Neruda

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Que tu piel sea mi abrigo este invierno...

... tan sólo pido eso.

You know...

... that you are
The center of my attention
And you leave me no choice
Tripping onto the floor
Looking at my reflection
As I follow the chord to your voice
As it rings on through
Your voice clearly receptive like the day we met I knew



martes, 13 de diciembre de 2011

domingo, 11 de diciembre de 2011

Ahora que las cosas cambian, da la sensación de que una parte de mí se hunde... ¿Se perderá nuestra historia en el mar del pasado? ¿Aflorará hacia la superficie algún día? ¿Sobrevivirá algún recuerdo náufrago? 
Quién sabe... Es incluso posible que un día nos volvamos a mirar a la cara y no sintamos dolor. O tal vez rehuyamos las pupilas del otro para ocultar la verdad.
Pero, ¿qué verdad es esa? ¿Te quiero? ¿Te he olvidado? ¿Nunca te quise lo suficiente? ¿Perdóname? 
No voy a mentir diciendo que no extraño cada una de tus caricias, de tus besos, de tus sonrisas. No voy a mentir y a decir que cada fin no era un principio...
Me hiciste cambiar la forma de ver el mundo, de ver a las personas, de ver la música, la literatura, el amor y la vida, en definitiva. Tú, que siempre te conformaste con una mísera sonrisa, me diste más de lo que habría imaginado que nadie me daría. Me hiciste comprender que se amar, y que lo hago de corazón. Puede que sea gracias a ti por lo que ahora esté preparada para abrir mi corazón al mundo, a ser feliz con aquél que venga y se atreva a perturbar mi vida, a darle cuanto soy y a hacerle feliz de la mejor forma que sepa y pueda.
Tú, en resumidas cuentas, me has hecho única. Y eso, aunque ya no intercambiemos caricias, será algo que jamás en la vida olvidaré.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Things change. Always change...

Hace tan solo una semana las cosas no eran tan complicadas. Hace tan solo una semana tú y yo nos mirábamos al espejo y veíamos al otro junto a nosotros, a pesar de la distancia, a pesar de todo...
Pero las cosas cambian, la ilusión se pierde, la magia se desvanece, las ganas de esperar se ahogan en un vaso vacío. Hoy he aprendido que lo más importante no es siempre lo que te dicte tu corazón, sino lo que debes hacer. Es contradictorio con mi filosofía habitual, después de todo siempre he apoyado las emociones propias como única guía de nuestras vidas. Pero  a veces debes elegir la mejor opción obedeciendo a lo convencional, al lo políticamente correcto. A veces debes rechazar lo imposible, lo lejano, lo arriesgado... 
¿Para qué perseguir un sueño? ¿Para lograrlo? ¿Cuándo lo vas a lograr? No es lo mismo poner la vista fija en una fecha concreta, en un día en el que tu sueño será posible, que vivir esperando a poder poner ese acontecimiento en un calendario, en una agenda.
Cuando se pierde la esperanza, se pierde todo. Y yo, vida mía, quise dejarlo todo por ti... Pero no se puede. No podemos. Basta ya de creernos que un día lo lograremos, que podremos, que el sueño se hará realidad. Basta ya.
Nunca estarás lo suficientemente cerca, no... Desde hoy, estarás siempre lo suficientemente lejos como para que te eche de menos pero sin una malsana necesidad de verte. Porque aquí, en este mismo lugar, es donde se separan nuestros caminos.
Te deseo un muy próspero andar por ese sendero, y te prometo que haré lo posible para que el mío también lo sea.
Y puede que suene desconsiderado por mi parte, tal vez incluso cruel, pero ahora me siento libre, sin cadenas que me obliguen a esperar a nadie. Ahora no tengo que esperar sentada en el andén al que el tren regrese. Esta vez, el tren se va sin mí, sin llevarse mi corazón en uno de los equipajes. Esta vez, no te acompaño a la estación. Esta vez estamos solos, aunque rodeados de gente. Esta vez nuestras miradas no son más que las de dos amigos que llevan tiempo sin verse. Esta vez no me arrojaré en tus brazos ni esperaré a que me beses antes de marcharte. Esta vez no esperaré ningún saludo desde la ventanilla de tu asiento. Esta vez, no hay ninguna vez.

miércoles, 26 de octubre de 2011

We won't never be close enough

A pesar de que estemos piel contra piel, siempre necesitaré estar más cerca. Yo más, siempre más...

viernes, 21 de octubre de 2011

Recuerdos

De vuelta a casa en aquel autobús en el que me diste la mano hace ya más de un mes, mirando el oscuro cielo nocturno de la noche vallisoletana, sólo una imagen ocupa mi mente. No, no son las estrellas; ni la vista de las luces que la carretera deja cada vez más atrás; ni Campo Grande de noche; ni la fuente de la plaza de Recoletos al anochecer, bañada por los tonos anaranjados de un Sol que se resiste a ocultarse; ni la luna sonriendo al final del paseo Zorrilla.
Lo cierto es que no es absolutamente nada de eso. Aunque, admitámoslo, son imágenes hermosas, mi subconsciente vaga por mis recuerdos más recientes y se detiene en una sonrisa. Sí, una sonrisa detiene todo cuanto me rodea. Apenas oigo las conversaciones de las personas que viajan en el bus; mis oídos me transmiten el sonido de una soprano incrustado de guitarra eléctrica, bajos atronadores, teclados melodiosos y radicales y una perfecta base rítmica: Nightwish me habla sobre la promesa de un hombre de volver a ver a su amada.
Pego un brinco en el asiento. Esa promesa, sí, la de volver, la de regresar. "Jack"
Sonrío de nuevo: va a volver. "As sure as the rivers reach the seas, back in her arms he swears he'll be."
Poco a poco, el autobús se vacía, las canciones siguen pasando en mi reproductor de música, el tiempo sigue corriendo y aquella promesa cada vez está más cerca de cumplirse. Sonrío como una estúpida al recordar el roce de sus labios. Unos días más y esa sensación volverá a ser real... y a medida que se acerca ese momento, el tiempo va haciéndose más pesado, más denso, más lento.
"A little bit longer, and I'll be fine"
Kiss me once and I will surelly melt and die. Kiss me twice and I will never leave your side.

martes, 30 de agosto de 2011

¡Gatito!


Hay personas que, por algún motivo que aún desconozco, se cuelan en tu vida y no puedes evitar querer que se queden ahí para siempre. Sospecho que puede ser porque, si dejas que se vayan, nada volverá a ser lo mismo.
Esas personas se hacen especiales... Tal vez en años, en meses... tal vez solo en unas semanas o unos días... Y un día, sin más, te das cuenta de que nunca, jamás vas a dejar que se marchen, que vas a hacer todo lo posible porque estén contigo, a pesar de los obstáculos, a pesar de la distancia...
 Te quiero.

sábado, 27 de agosto de 2011

viernes, 26 de agosto de 2011

lunes, 22 de agosto de 2011

Y no sé qué me pasa, que cuando estás tú, nada me falta...

¿Quién eres? ¿Por qué y a qué has venido? ¿Por qué no me avisaste?
Bueno, y ahora, ¿qué se supone que debo de hacer o decir yo?

viernes, 12 de agosto de 2011

Tu boca es como el mar, tu mirada como las olas: si te distraes te llevan a lo más profundo y acaban contigo.

Mientras me hundo, tu nombre se oye como un eco lejano... hasta que lo último que oigo es tu risa, apagándome...

lunes, 8 de agosto de 2011

Qué tienes...

A mí que me lo expliquen. ¿Qué cojones tienes para que hayas grabado en mi memoria y no te saque de ella? ¬¬

domingo, 7 de agosto de 2011

lunes, 1 de agosto de 2011

Can you feel it?

¿Puedes? ¿Lo sientes? Ese latido, el pulso, la sangre que corre por mis venas... ¿Sientes cómo sube y baja mi pecho? Mi respiración, el aire llenando mis pulmones y saliendo. ¿Notas cómo se aceleran cuando te acercas?
Esto es de locos... ¿Cuántas miradas me has aguantado? ¿Dos, tal vez tres? Y eso desde haca más de ocho meses.... ¿Cuántas miradas me has robado? Todas. Absolutamente todas y cada una de ellas. Tal vez no las dirigiera directamente a ti, pero siempre te buscaban, aún sabiendo que no te iban a encontrar...
¿Que por qué demonios hago esto, por qué me comporto así? Pues, sencillamente, ¡no lo sé! ¡No sé si quiero saberlo! No lo entiendo... No vamos a llegar a nada y, sin embargo, me centro en buscarte en cada rincón, en cada huequito de mi alma, de mi memoria, de mi corazón, de mi cabeza, de mí. ¡Y te encuentro por doquier!
Te advertí que no quería que nadie invadiera todo cuanto soy... ¿Por qué no me hiciste caso? ¿Por qué me ignoras cuando te echo? ¿Por qué no me esfuerzo en seguir echándote?

domingo, 31 de julio de 2011

domingo, 26 de junio de 2011

I hate that I love you so...

Esto es increíble... ¿Qué cojones haces tú en mi cabeza, en mi piel, en mi alma, en mi corazón, en mis recuerdos, en mis deseos, en mis sueños, en mis pesadillas... en mí? Creo recordar que te eché de una patada en tu lindo trasero... ¿Por qué diablos sigues aquí, eh? ¿Qué te dije? Que ni se te ocurriera adueñarte de todo cuanto soy... ¿Y por qué no me haces caso? ¿Por qué me lo has arrebatado todo, por qué te lo has llevado contigo a donde sea que estés?

Esto es una locura... y cada vez es más evidente que, por mucho que te exilie, vas a volver o no te vas a ir. De verás creía que aquéllo estaba funcionando... de verás. Parecía que aislándome de todo lo que me recordara a ti... Pero, no es que haya cosas que me recuerden a ti, no... ¡Es que estás en cada maldito rincón de mi vida! Te dije que no podías quedarte para siempre, que eso era temporal y tendrías que marcharte... 


Y aunque te eche... no quiero que te vayas.

domingo, 19 de junio de 2011

Faltas tú, tu respiración...

Sabes que se va a ir... Lo tienes asumido. Sabes que después de la despedida una parte de ti se encojerá, y que poco a poco te irás haciendo minúscula y frágil... Sabes que le vas a echar de menos, aunque no quieras, aunque te niegues... Porque, aunque no quieras amarle, estás profunda, perdida e irrevocablemente enamorada de él.
Las cosas serían más fáciles si no le hubieras conocido. ¡Claro que lo serían! Pero eso supondría anular un montón de recuerdos y... ¿estoy dispuesta a perder eso?
¿A perder el brillo de esos ojos infinitamente oscuros?
¿A perder ese pedazo de mi vida?

NO.
Pero tampoco estoy dispuesta a  permitir que él siga siendo la estrella alrededor de la cuál giro. Quiero ser libre, quiero poder mirar a cualquier parte y ver más allá de su sonrisa, más allá de sus manías, más allá dee sus frases sin sentido, más allá del caos que en sí representa... 

Más allá de la discordia que siembra en mí.

Sin ti tiritan de frío los sueños de cada canción...
Porque, si no estás, ¿quién me va a curar de mi soledad?
Porque sin tu voz no podré escuchar a un ángel cantar...

domingo, 29 de mayo de 2011

Hechicero...

Caminaba por la calle, con mis amigos, en un día cálido y el sol brillaba con fuerza. El cielo era de un impecable color azul y la gente lo agradecía: era un día de fiesta y, la inmensa mayoría, lucían su conjunto de peña.
Pasábamos por el local de otros amigos, como los dos días anteriores, para saber dónde podríamos encontrarles a eso de las 8 y ver el encierro. Lo normal aquella semana festiva...
... Y entonces, le vi a él. Mis ojos se detuvieron en una infinita, oscura e implacable mirada y luego viajaron hasta su sonrisa, delimitada por unos hermosos y apetecibles labios.
Desde aquél momento, supe que no podría escapar nunca... Jamás.

A día de hoy, mi boca lucha por fundirse con la suya...
a la vez que yo lucho por deshacerme de su letal embrujo.

domingo, 22 de mayo de 2011

Sin tí, sería silencio - Mägo de Oz

Si tú me dices ven...

... yo sé que lo dejo todo por ir donde tú estés.


Cuando hablo contigo me reduces a un montón de frases inconclusas y teorías sin sentido.



Quería ser la razón de tus noches en vela
y acabaste siendo la razón de las mías.

sábado, 21 de mayo de 2011

Rabia.

Impotencia.
Ira.
Inquietud.
Sensación de ahogo.
Ganas de salir corriendo.
Ganas de gritar.
Ganas de llorar.

Y miedo.
Mucho miedo.



Nunca piensas en lo que puede suceder un día cualquiera. Es un día más, ¿qué podría cambiar? Una tarde de sábado como las anteriores: sabes que le vas a ver, pero también sabes que no va a pasar nada...
¿Por qué, sin embargo, me siento así esta vez? Hoy es diferente. Hoy ha cambiado algo, y no porque ese algo haya cambiado con él, sino porque algo ha cambiado en mí: hoy me siento inútil, débil, cobarde, asustada, sola, triste, inquieta, mareada, ahogada, desconcertada...

 Una parte de mí deseaba con todas sus fuerzas dar un paso hacia delante: deseaba un cambio. Pero el lado que quería que las cosas siguieran igual, hablaba más alto.

Normalmente esto no me descolocaría, porque, al fin y al cabo, es lo de siempre: quiero que pase, pero no quiero.

¿Que pase el qué? Que me bese. Que le bese. Que nos besemos. Que se detenga el tiempo. Que mis labios se unan a los suyos. Que sonría mientras mi lengua le echa un pulso a la suya. Que nos cueste separarnos, y que lo hagamos sólo para respirar.

 En cambio, eso no sucede nunca. Estoy acostumbrada a irme a casa con las cosas como antes de salir... pero hoy me seinto decepcionada. También ahogada, mareada... Como si el aire no llegara a mis pulmones. Como si el déficit de oxígeno fuera preocupante.
 
Como si sólo él pudiera ayudarme a respirar.



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miércoles, 18 de mayo de 2011

Ella lo dio todo por amor: su sonrisa, su mirada, sus gestos, su forma de ser, sus ideas, sus metas en la vida, sus planes de futuro, sus amigos... Todo.

Él recibía lo que ella de daba, sin rechistar. ¿Daba algo a cambio? Para qué mentir... sí. Lo daba. Pero no pondría la mano en el fuego por jurar que era un trato justo.

Poco a poco, ella fue perdiendo a su gente... Su famililia seguía ahí, cierto. Pero, en la vida, la familia y la pareja no lo son todo. Se necesita algo más o, mejor dicho, alguien más para que sea todo perfecto. Se necesita el cobijo de la amistad, de alguien que no te recoga cuando caigas, sino que evite tu caída. Y ella no cuidaba de sus amigos, los dejaba marchar... Uno a uno, todos fueron apartándose porque, aunque intentaran aferrarse con uñas y dientes a la vida de la joven, una fuerza los expulsaba de allí.

Por algún motivo, ninguno de sus amigos fue capaz de permanecer junto a ella. Ni el más fuerte, ni el más persistente, ni el más importante... Todos acabaron como sombras de su pasado, a pesar de que lucharon por seguir siendo corpóreos, por tener luz propia, por tener un rostro, una sonrisa, una parte importante de sí mismos en la vida de su amiga. Quisieron devolver a la chica a la realidad, ponerla los pies en contacto con el suelo... pero ella no se dejó.

Y, un mal día, después de habérselo entregado todo, después de haber subido hasta los más alto, después de haberse dejado llevar más allá de los límites del infinito Universo... él la soltó, y ella se precipitó al vacío, en caída libre. Desesperada, luchaba por buscar un lugar al que agarrarse, el saliente de una roca, una mano amiga... Algo...  ¡Lo que fuera! Pero no había nada, porque ella no quiso que hubiera nada. Se dio cuenta tarde y nadie detuvo su caída.

Cuando destierras de tu interior a aquéllos que podrían haberte ayudado a ponerte en pie... ¿Cómo sales del pozo? ¿Cómo te levantas? ¿Cómo encuentras todos los pedazos en los que te han roto y los recompones? ¿Cómo rehaces tu vida sin ayuda? ¿Cómo empiezas de nuevo si tiempo atrás decidiste que no querías a nadie que estuviera ahí porque no te iba a hacer falta? Y ahora te hacen falta. No están, porque tú no quisiste, porque tú no les dejaste, porque te querías valer por ti misma y quitaste la red de seguridad, porque el número de acrobacias te ibas a salir estupendamente, pero tu compañero te soltó y te precipitaste al vacío... Y nadie pudo salvarte del golpe.



Le debo varias sonrisas... Unas cuantas, muchas, demasiadas... Y no quiere cobrármelas aún.

sábado, 23 de abril de 2011

Y sabes, bien sé que lo sabes…

… que si me miras fijamente mis manos empezarán a temblar, al igual que mis piernas. Sabes que si no apartas la mirada, que si me miras a los ojos, yo me pondré nerviosa y no podría articular ninguna palabra. Y no lo hagas. No lo hagas… no quiero mostrarme débil ante ti.

When you walk away I count the steps that you take...

No esperes nada de nadie. Ni yo de ti, ni tú de mi. Sorpréndeme cada día, sonríeme de esa manera que solo tú y yo sabemos, recuérdame esa tarde cuando miré tus labios y tú me sonreíste.
Sin palabras, me dijiste que no podías quererme.
Sin palabras, te dije que seguiría a tu lado. 
Prometiste que nada cambiaría y prometí olvidarte, pero sin promesas, porque ya no creemos en ellas: no cumplimos ninguna. 
Así que, amor... 
No te vayas. 
No prometas. 
No me olvides. 
Sigue sonriendo y sorpréndeme de nuevo.

Cada vez que la luna sonría, tú ocuparás mi mente...

sábado, 16 de abril de 2011

Beso de La Bella y la Bestia.
Resistir la tentación de besarte es como aguantar la respiración: si estás entrenado te costará menos. En caso contrario, lo lograrás con un gran esfuerzo, y después estarás exhausto...

viernes, 15 de abril de 2011

Estas semanas sin verte me parecieron años...
Tanto te quise besar que me duelen los labios.

...Querer gritárselo al viento y no ser capaz de sostenerle la mirada a él...

Sabes que harías lo que fuera por su felicidad, y no lo pones en práctica. Sabes que quieres besarle hasta que vuestros labios se fundan... y no sabes ni por dónde empezar cuando le tienes en frente.

Verle y saber que él es tu mundo. Contar los pasos que da cuando se marcha.

Ese flechazo al verte...
¿Qué más dará lo que digan?
¿Qué más dará lo que piensen?
Si estoy loca, es cosa mía.

jueves, 14 de abril de 2011

+¿Me besas?

-¿A tí?... ¿Para qué querrías tú que yo hiciera eso? 

+Mira, es algo inevitable. Tanto como cuando comes un poquito de chocolate y cuando te lo has terminado, ¿a que hay algo? Sí, algo que no puedes controlar... y te levantas a por otro trozo, así una y otra vez.. Y, al final, te terminas la tableta. O cuando estas en la ducha y hace frío fuera, y dentro estás calentito y, por mucho que sepas que hay que cerrar el grifo, no lo cierras y sigues un poco más. O cuando estás en la calle, con tus amigos, y sabes que tienes que volver a casa para estudiar, pero estás tan feliz que empiezas a quedarte más tiempo, y al final estudias el día siguiente... Y así mil ejemplos más... Pues eso mismo es lo que me gustaría que pasase contigo, conmigo, en fin, con los dos... Y no hemos empezado ni la tableta, ni la ducha, ni hemos salido a la calle. Te lo vuelvo a repetir: ¿Me besas? Porque siento que, si lo haces, nos comeremos más de una tableta, la ducha será eterna y no volveremos nunca a casa para estudiar...

sábado, 19 de marzo de 2011

Pesadillas...

Los cruces de caminos son más sencillos que todo esto.

Me encuentro en un maldito laberinto con paredes de espejo. Estoy rodeada de imágenes de mí misma, pero no todas son iguales : unas sonríen ; otras tienen una marcada expresión de horror ; otras se decantan por miedo, terror hacia algo ; otras ríen a carcajadas ; otras lloran de alegría ; otras lloran desconsoladas ; otras se ríen de mí ; otras me miran por encima del hombro, orgullosas ; otras tienen la mirada llena de odio y egoísmo ; otras parecen desconcertadas ante una situación que desconozoco ; otras, simplemente, son felices, lo veo en el brillo de sus ojos, mis ojos ; otras, y otras, y otras más, y de nuevo otras...

Y no sé quién es la real, como tampoco sé dónde está la salida. Cada bastante tiempo, logro pasar por algun fragmento de pared que no es espejo, pero siempre llego a callejones sin salida o a bifurcaciones. En el último caso, he terminaado por escoger al azar : más ya no puedo perderme.

A veces, me ayudan a escoger un par de voces. Ambas se contradicen y se enfadan cuando hago caso a la otra y se dedican a proferir sandeces e contra de su adversaria en vez de ponerse de acuerdo.
Y yo me doy cuenta de que sigo a una voz al azar, sin plantearme si quiera si es la que me dice la verdad y quiere llevarme a la salida, o si me está mintiendo y sólo quiere llevarme a alguna trampa, algún lugar de donde no podré salir.

Las voces siguen discutiendo, y yo tanteo con las manos los espejos, cortándome a veces con los bordes mal rematados. A mi paso queda un reguero de pequeñas gotitas de sangre.
No entiendo lo que dicen y decido hacer caso a una de ellas y luego a la otra, para tenerlas más o menos contentas. Pero mi estrategia fracasa y siguen gritando más y más alto.
Salgo corriendo, intentando huír de las efadadas voces y solo logro volver al lugar donde me corté por primera vez.
Miro mis manos, ensangrentadas, llenas de cortes y no logro recordar ni cuándo ni en qué parte de mis manos me hice la primera herida. Desesperada sigo el rastro de gotitas de sangre, hasta que llego a un cruce y decido ir por donde no dejé rastro. Sigo caminando.

Las voces alzan su tono y se enfurecen más. Dicen todo lo que se les viene en gana por ponerme en contra de su enemiga.

Sin apenas darme cuenta, he llegado a un punto en el que hay tres opciones : una de ellas me hará continuar sólo con las indicaciones de una de las voces; la segunda opción es continuar con la otra voz como acompañante y consejera ; y la última es continuar yo sola, sin ayuda, a merced del azar y la suerte.

Descarto la última opción, temorosa de la sola idea de la soledad.

Y lo peor es que no sé cuál es la voz mentirosa y cuál la sincera, cuál me sacará de este lugar y cuál me traicionará y me hará perderme aún más.

Sueños...

No me sorprende estar aquí de nuevo. No es la primera vez que vengo a parar a este lugar.
Estoy en la misma balsa destartalada de siempre, con el mismo precario mástil y la misma vela remendada hasta la saciedad. Mi rudimentaria embarcación navega sobre el mismo mar tranquilo de siempre, con la misma superficie ondulante de siempre. Me ciega el mismo Sol resplandeciente de siempre, sin el calor que nunca da esa luz. No cambia nada, pero… siempre que llego a aquella isla, algo nuevo sucede. ¿Qué me depara la suerte esta vez?
Haré memoria:
La primera vez acabé en una amplia bahía. A un lado de esta, había unos acantilados con rocas redondeadas por la erosión constante de las olas. Entre dos rocas, había una obertura por la que pasé a una especie de poblado repleto de música. Allí la música retumbaba en cada recoveco. Sí, retumbaba, no sonaba. Puede parecer maravilloso estar rodeado de música, de melodías, de letras de canciones… Pero cuando todas suenan a la vez y en completa discordia, lo único que parece es que la cabeza te va a estallar.

La segunda vez, en vez de acercarme a aquellas rocas, me adentré en el bosque verde que se extendía delante de mí, que separaba una caribeña playa de un mundo lleno de vida y de vegetación. Caminando, llegué hasta un sauce, y me senté a sus pies, sobre las gruesas raíces que sobresalían de la tierra. Recuerdo con claridad la bella cortina que formaban sus ramas y cómo me aislaban de la mirada de cualquiera que no estuviera a unos dos metros de mí. El olor a vida era asombroso. La humedad no era excesiva, y el calor no era sofocante. Se estaba bien allí. Sin previo aviso, un lobo irrumpió en la tranquilidad del sauce. Su pelaje negro y sus ojos de ébano podrían parecer peligrosos en combinación con su lustrosa dentadura, pero había algo en la mirada de aquél animal que me inspiraba una paz infinita. Movió la cabeza, señalando algo detrás de sí, al otro lado de la cortina del sauce. Echó a andar y yo le seguí.
 
Me llevó por lugares sin senderos definidos, llenos de helechos, troncos caídos y miles de dificultades que me hicieron caer en alguna vez. Cuando eso sucedía, él, que se mantenía siempre a una distancia prudencial de 5 metros o más de mí, paraba, me miraba con paciencia, esperaba a que me pusiera en pie y sacudiera la tierra de mis pantalones y luego reanudaba la marcha. Finalmente, llegamos a un lugar con helechos altísimos, que no permitían ver qué había detrás. El lobo se giró y me miró, con aquella mirada tan oscura, dulce y serena. Seguidamente, se dirigió a los helechos y desapareció entre ellos.
-¡Espera! –le grité. Me daba… miedo, que desapareciera, que me dejara sola, sin su silenciosa compañía.

Le seguí de nuevo, apartando los helechos con las manos e intentando no tropezar con cualquier obstáculo que pudiera haber en el suelo. Al otro lado de aquella muralla de plantas, me maravillé con la visión de una laguna de aguas puras y cristalinas, y, en su centro, un drago en un islote que tenía el ancho justo para guardar el ancho del tronco del árbol. Me acerqué a la orilla del agua y vi a través de su superficie unos guijarros en el fondo, sin aristas cortantes, perfectamente redondeados por la acción del agua durante años. La laguna se alimentaba de un riachuelo con algunos rápidos y de una cascada que caída de una pared vertical de piedra con algunos líquenes y musgos.
 
Los pájaros trinaban con alegría y armoniosamente. El sonido del agua en movimiento acompañaba su dulce canción. Aquel lugar era maravilloso.
El lobo caminaba por la orilla del gran estanque, y estaba junto a la cascada. Me miró de nuevo y después desapareció tras la cortina acuosa. Corrí hacia allí y vi que, detrás del agua, había una pequeña cueva en la roca. El majestuoso animal estaba sentado sobre sus cuartos traseros, y con un suave movimiento de cabeza me dio permiso para sentarme a su lado. Así hice. Él se tumbó a mi lado y me dejó acariciar su cuello. Hundí mis dedos en su oscuro pelaje y estuvimos así un buen rato. 

Entonces, él se irguió de nuevo y salió de allí. Me asomé al exterior de la cueva para ver a donde se dirigía. Él se dio la vuelta y creo que le vi… sonreír.
 
Aquella vez, terminó el sueño, con esa sonrisa lobuna.
 
La noche siguiente, desperté a los pies del sauce. Esperé a que el lobo llegara, pero no apareció. Mi angustia crecía. ¿Se habría olvidado de mí? ¿O es que quizás no quería verme más? Después de darle vueltas durante un buen rato. Me levanté y fui en su busca. Creo que me perdí: no reconocía nada de lo que me rodeaba, todo me sonaba, pero no era suficiente para saber si estaba lejos o cerca de la laguna.
 
Ya había desistido, me di por perdida. Me senté con la espalda apoyada en un tronco caído y enterré mi cara en las rodillas. De repente. Sentí el hocico de algún animal en mi cuello, olisqueándome. Me asusté, no sabía a qué tipo de animal me tendría que enfrentar. Alcé la mirada temerosa y lo vi: mi lobo. Él volvió a sonreír y me dio un lametón en la cara. Le acaricié detrás de las orejas y me levanté. Me guió hacia la laguna, y, esta vez, me tiré al agua a nadar. Mis vaqueros piratas y mi blusa se mojaban, pero me daba igual. Aquellas aguas eran revitalizantes, me daban energía y me infundían optimismo. Mi compañero lobuno me observaba recostado en el islote, bajo la sombra del drago.
 
Una vez me hube hartado de nadar, salí, chorreando y escurriendo mi ropa. El lobo se levantó, y correteó a mi alrededor, como un perro que quiere jugar. Unas gotas de agua le cayeron en el hocico y retrocedió. Luego se zambulló en el agua y volvió a salir, con la lengua fuera y con lo que parecía una sonrisa. Se sacudió a mi lado. Era como si quisiera acompañarme mientras yo también me secara al sol.
 
Después, secos ya los dos, se levantó, mordió mi blusa y tiró un poco de mí. Me dio a entender que me levantara. Rodeó el árbol y me enseñó un dibujo rayado en su corteza. ¿Era un símbolo de la paz? Nunca entendí el significado de aquello. ¿Qué hacía aquél dibujo allí y qué significaba?
 
Desperté repentinamente. Ni siquiera me había despedido de él. Me sentía frustrada.
 
La siguiente noche, aparecí en la playa, junto a la destartalada barca del primer día. El lobo me esperaba a la sombra de una palmera. Lo acaricié y me llevó a pasear por la playa. Nos acercábamos a las rocas, y me paré en seco: no me gustaba ese lugar, mi experiencia del primer día no resultó agradable. Él se puso detrás de mí y me empujó, me incitó a que siguiera andando. Pero no se dirigió hacia la grieta de las rocas, sino hacia lo alto del acantilado.

Desde allí contemplé la puesta de Sol más hermosa que pudiera imaginarse. El cielo se desteñía en tonos anaranjados y morados. El Sol era una gran esfera roja que se escondía progresivamente en el horizonte. Algunas gaviotas ponían banda sonora al momento. Y poco a poco, las estrellas y la luna brillaban en el oscuro cielo nocturno. Luna llena, perfecta.
El lobo apoyó su cabeza sobre mis piernas. Acaricié sus patas, sus orejas, y su cuello. Pero una nota de tristeza se dibujaba en la luna que se reflejaba en sus bellos ojos. Esta noche no sonreía. Se levantó y le aulló a la luna, con un canto lastimero y melancólico.
 
Desperté con la triste expresión de mi amigo. Me preocupaba. Había algo en el que se asemejaba con alguien a quien conozco en la realidad… y el hecho de que estuviera triste me inquietaba, porque podría significar que la persona real también estaba mal.
 
Esta ultima vez, aparecí a merced de la corriente, pero navegando a la misma isla de siempre. Ya la veía en el horizonte, veía la isla, el acantilado, el profundo y frondoso bosque verde, rebosante de vida, y el acantilado, coronado con mi negro lobo.
 
Desembarqué en la orilla de la playa y corrí hacia el acantilado, pero, al llegar, ni rastro del lobo. ¿Dónde estaba? Le acababa de ver… o eso creía. Le busqué por todas partes y no di con él. Exhausta, me detuve en el islote del drago, en el centro de la laguna. Miré el símbolo de la paz que estaba tatuado en la corteza del árbol. ¿Dónde estaba el lobo?