domingo, 19 de junio de 2011

Faltas tú, tu respiración...

Sabes que se va a ir... Lo tienes asumido. Sabes que después de la despedida una parte de ti se encojerá, y que poco a poco te irás haciendo minúscula y frágil... Sabes que le vas a echar de menos, aunque no quieras, aunque te niegues... Porque, aunque no quieras amarle, estás profunda, perdida e irrevocablemente enamorada de él.
Las cosas serían más fáciles si no le hubieras conocido. ¡Claro que lo serían! Pero eso supondría anular un montón de recuerdos y... ¿estoy dispuesta a perder eso?
¿A perder el brillo de esos ojos infinitamente oscuros?
¿A perder ese pedazo de mi vida?

NO.
Pero tampoco estoy dispuesta a  permitir que él siga siendo la estrella alrededor de la cuál giro. Quiero ser libre, quiero poder mirar a cualquier parte y ver más allá de su sonrisa, más allá de sus manías, más allá dee sus frases sin sentido, más allá del caos que en sí representa... 

Más allá de la discordia que siembra en mí.

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