domingo, 11 de diciembre de 2011

Ahora que las cosas cambian, da la sensación de que una parte de mí se hunde... ¿Se perderá nuestra historia en el mar del pasado? ¿Aflorará hacia la superficie algún día? ¿Sobrevivirá algún recuerdo náufrago? 
Quién sabe... Es incluso posible que un día nos volvamos a mirar a la cara y no sintamos dolor. O tal vez rehuyamos las pupilas del otro para ocultar la verdad.
Pero, ¿qué verdad es esa? ¿Te quiero? ¿Te he olvidado? ¿Nunca te quise lo suficiente? ¿Perdóname? 
No voy a mentir diciendo que no extraño cada una de tus caricias, de tus besos, de tus sonrisas. No voy a mentir y a decir que cada fin no era un principio...
Me hiciste cambiar la forma de ver el mundo, de ver a las personas, de ver la música, la literatura, el amor y la vida, en definitiva. Tú, que siempre te conformaste con una mísera sonrisa, me diste más de lo que habría imaginado que nadie me daría. Me hiciste comprender que se amar, y que lo hago de corazón. Puede que sea gracias a ti por lo que ahora esté preparada para abrir mi corazón al mundo, a ser feliz con aquél que venga y se atreva a perturbar mi vida, a darle cuanto soy y a hacerle feliz de la mejor forma que sepa y pueda.
Tú, en resumidas cuentas, me has hecho única. Y eso, aunque ya no intercambiemos caricias, será algo que jamás en la vida olvidaré.

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