martes, 12 de febrero de 2013

Incerteza.

Lo único de lo que puedo estar segura, es de que el Sol saldrá mañana. Saldrá por el Este y se pondrá por el Oeste. Pero... ¿Y si no es así? ¿Y si nos da los buenos días por el Oeste y las buenas noches por el Este? ¿Y si sale y no se oculta hasta dentro de dos días? ¿Y si nunca más se pone?... ¿Y si mañana no sale? ¿Y si jamás lo hace? 
"Los amigos nunca te fallan". ¿Hasta cuándo dura ese "Nunca"? ¿Por qué todo es tan relativo? 
Perdonar y olvidar no son lo mismo. ¿Por qué cuando perdonamos, no olvidamos? ¿Por qué guardamos ese rencor latente, preparado para saltar a la cara de tu oponente en caso de que os enzarcéis en una disputa? 
No sabemos perdonar. No sabemos olvidar. Y no sabemos hacerlo, porque tampoco sabemos cómo no fallar. Lo sencillo es fallar, lo sencillo es quebrar la confianza que alguien deposite en ti. Lo difícil -por no decir imposible- es no hacerlo. Es ser el amigo perfecto que SIEMPRE está ahí, que nunca comete un error, que va a perdonar los tuyos y no te los tendrá en cuenta jamás. 
"Puedes lograr todo lo que te propongas si te esfuerzas en conseguirlo". ¿Qué todo? ¿Cuánto he de esforzarme? ¿Cuáles son las excepciones? ¿Cuáles de mis sueños se verán truncados por el camino? Porque no creo que merezca en absoluto la pena gastar energías en algo que está fuera de mi alcance. Sería mucho mejor saber de antemano qué vamos a obtener y qué no, ¿verdad? Así podríamos centrarnos en lo que sí y dejar a un lado los imposibles. Pero nunca podemos estar seguros de qué sí, y de qué no. ¿Qué sí y qué no? ¿Cómo puedo saberlo?
Si no podemos estar plenamente seguros de que el Sol va a salir en un extremo del horizonte y se va a ocultar por el otro, ¿cómo podemos estar seguros de todo lo demás? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Una crítica constructiva siempre se agradece. Gracias de antemano ^^