Juan

y no necesito decir nada más.

¡Gatito!

Hay personas que, por algún motivo que aún desconozco, se cuelan en tu vida y no puedes evitar querer que se queden ahí para siempre. Sospecho que puede ser porque, si dejas que se vayan, nada volverá a ser lo mismo.

Esas personas se hacen especiales... Tal vez en años, en meses... tal vez solo en unas semanas o unos días... Y un día, sin más, te das cuenta de que nunca, jamás vas a dejar que se marchen, que vas a hacer todo lo posible porque estén contigo, a pesar de los obstáculos, a pesar de la distancia...

 Te quiero.

Explícame por qué pasa esto...

Explícame por qué el único defecto es que estés tan lejos...

Eres tú la razón de que aún sonría el Sol.

Y no sé qué me pasa, que cuando estás tú, nada me falta...

¿Quién eres? ¿Por qué y a qué has venido? ¿Por qué no me avisaste?

Bueno, y ahora, ¿qué se supone que debo de hacer o decir yo?

Tu boca es como el mar, tu mirada como las olas: si te distraes te llevan a lo más profundo y acaban contigo.

Mientras me hundo, tu nombre se oye como un eco lejano... hasta que lo último que oigo es tu risa, apagándome...