lunes, 12 de marzo de 2012

Que por ti sé que sería la mejor persona del mundo. Y si me lo pides, también la peor.

sábado, 10 de marzo de 2012

Tantísimo por decir

No sé por dónde empezar, así que creo que los que voy a escribir va a ser una maraña de teorías inconclusas.
Hay cosas cambiando a mi alrededor a un ritmo tan acelerado que empiezo a tener vértigo y marearme. Para poder explicarme mejor: es como si estuvieras en un puente que cruza las vías de un tren. Vértigo por la altura, y mareo por el constante ir y venir de los trenes.
Sigo pensando que algo me asusta, pero no tengo la certeza de qué es.
Y no sé qué más decir, ni cómo decirlo, ni nada. Necesito soltar lastre, tengo demasiadas cosas rondándome la cabeza pero no le encuentro sentido a ninguna de las posibles conclusiones.
No me queda otra más que tomarme un respiro e intentar aclararme. Bueno, así llevo dos semanas...
Los sentimientos son como las puertas del pasillo: tú estás en otra habitación pero ellas se abren y se cierran por las corrientes de aire. Incluso puede ser que el viento sea tan fuerte que se cierren de un portazo.

Eh, dime:

¿Qué tengo que hacer para que te quedes?
En serio, lo que sea. Dímelo y lo haré.

¿Por qué? 
Bueno, digamos que porque contigo sobra hasta respirar.

jueves, 1 de marzo de 2012

Siempre estás.

El dolor está. Y tu sonrisa, y la ausencia tangible, y tu gesto, y el recuerdo vívido, y tu nobleza, y la necesidad de que estés, y el enfado por lo irremediable, y tus caricias torpes, y tu mirada voraz, y el tiempo que pasa, y tu paciencia, y la angustia que me anuda, y las lágrimas que brotan, y las dificultades, y tú siempre estás.


Tú siempre estás, siempre, siempre.

Aunque el tiempo pase y nadie sea quien era. Aunque ni siquiera seas igual. Pero sé que siempre estarás.